Chamantos de Doñihue |
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VI Región, 32 kilómetros al oeste de Rancagua.
La actividad más destacable de esta localidad son los famosos tejidos a telar. Las chamanteras (tejedoras en lana y seda) fabrican los típicos chamantos y mantas que forman parte de la vestimenta de los huasos chilenos.
Las piezas son reversibles: tienen un lado oscuro para usarlo de día y otro claro para la noche. Tejer un chamanto implica un trabajo de tres o cuatro meses, ocho horas al día. Los diseños son originales de estas artesanas y los motivos son flores, hojas de parra, espigas, caballos y otros. La zona de las famosas chamanteras se llama Camarico.
Más que a comprar, este paseo te invita a conocer a las artesanas y sus obras. Los chamantos son caros y muy lentos de tejer. Algunos son usados por las "colleras" de los huasos en los rodeos y otros en ocasiones de "gala". Usualmente se heredan de padres a hijos, en calidad de joyas. Esta artesanía es practicada por mayores de edad que no tienen seguidores en su quehacer, por lo que se teme su desaparición.
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Mimbres de Chimbarongo |
VI Región, 39 kilómetros al norte Curicó.
Esta artesanía se vende en todo Chile, pero se fabrica mayoritariamente en Chimbarongo. Recomendamos recorrer detenidamente los talleres ubicados junto a la carretera para apreciar las diferencias en calidad y precios.
Los locales abren de Lunes a Domingo, 10.00 a 19.00 horas. Si tienes la posibilidad, lleva un auto con parrilla, pues los objetos son voluminosos. El trayecto es de 210 kilómetros de ida y vuelta desde Santiago, con un pago de peaje en el camino de ida en el sector de Angostura de Paine. Son 354 kilómetros totales si haces la vuelta por San Fernando, Chepica y Chimbarongo.
En el trayecto pasarás por Pelequén, donde hay artesanía en piedra y las mejores escobas. Lo más conveniente es salir temprano y llevar picnic para el almuerzo. En el camino de vuelta, puedes optar por excelentes carnes y comida rápida en el Bavaria, pasado Paine al oriente de la Panamericana, a 43 km de Santiago.
Rieles, copas y senderos |
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No es casual que el 1º Concurso Carménère al Mundo 2006 se haya realizado acá. Tampoco es casual que la mitad de los trofeos haya terminado en las estanterías de aquella zona, reconocida internacionalmente por la calidad de sus tintos. Ubicado a 130 kilómetros al sur de Santiago, el Valle de Colchagua deleita a sus visitantes entre copas de vino, senderos y viajes en locomotora de principios de siglo.
Estos reconocimientos no son casuales. La región es una de las primeras zonas de producción de vinos a nivel nacional, con viñedos que se remontan al siglo XIX. Se caracteriza por su aire costumbrista, sus haciendas del siglo XVII, la calidad de sus vinos y, por sobre todo, sus múltiples e interesantes actividades turísticas, que además de los tradicionales paseos de degustación, incluyen senderos de excursión y un llamativo y pintorezco Tren del Vino, que recorre la zona en una locomotora de principios del siglo XX.
El valle
Los vinos tintos son la carta de presentación de esta zona del centro del país. Sus uvas son regadas por las aguas del río Tinguiririca, que cruza el valle de oriente a poniente, y la maduración de los frutos se regula por los vientos marinos provenientes del oeste.
La Cordillera de la Costa no sobrepasa los 500 metros de altura y el horizonte se percibe como una serie de suaves lomajes. La Cordillera de Los Andes, en tanto, se empina hasta los 4.500 metros, sirviendo como una barrera que contiene la brisa del mar, la que finalmente permanece en circulación.
Las primeras haciendas de la zona se construyeron en el siglo XVII, dedicadas principalmente a la actividad agrícola y ganadera. Y ya en el siglo XIX hicieron su aparición las primeras viñas, aprovechando el perfecto equilibrio entre sol y lluvia.
El valle mide alrededor de 29 kilómetros de norte a sur y tiene 16.848 hectáreas de cultivo, las que se han repartido en más de 20 viñas, con una producción superior a los 10 millones de litros anuales.
Esta concentración de viñas permitió la creación de la primera ruta del vino, en una iniciativa conjunta entre las principales viñas de la región (Bisquertt, Casa Lapostolle, Casa Silva, Cono Sur, Del Nuevo Mundo, Emiliana, Orgánico, Estampa, Hacienda El Araucano, Laura Hartwig, Los Vascos, Luis Felipe Edwards, Montes, MontGras, Santa Cruz, Santa Helena, Santa Rita, Siegel, Viu Manent).
A partir de ese momento, la zona se transformó en un polo de atracción turístico, lo que impulsó la creación del Tren del Vino y un sendero de excursión en la Viña Montes.
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Chapa Verde |
Está a 60 kilómetros al noreste de Rancagua y a 145 km de Santiago. Se caracteriza por ser una alternativa más económica y tranquila de la zona centro del país. Su altitud alcanza unos 3000 metros y tiene un dominio esquiable de 1200 hectáreas. Sus 22 pistas presentan una orientación sur-oeste, con una extensión de entre 1.200 y 2.500 metros. Cuenta con cinco andariveles, cuatro de arrastre y una telesilla triple, los que transportan a los sectores más atractivos de Chapa Verde. Para descansar hay dos restaurantes y una cálida cafetería. Cuentan con un stock limitado de equipos de ski parabólicos, monoski y snowboard, además de primeros auxilios y una escuela de ski.
termas del flaco |
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VI Región, 219 kilómetros al sur de Santiago.
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